El gusto se conseguía, lo único que le faltaba a Niall era tenerlo. Su novia Elise sabía lo que le gustaba en la intimidad, era simple lograr eso. La ambición de poder estuvo dormida por largos años, gracias a chicos que no les importaban estar a disposición de Elise. Sin embargo, tenía que darse cuenta que eso no era romance ya que en un tiempo atrás la pasó muy mal al tener tanta independencia en el amor. Niall tenía estilo, era ingenioso, exitoso y muy tierno. Cuando se vieron por primera vez, se gustaron mutuamente, a pesar de que tengan distintas fantasías eróticas. Ella intentó no sentir nada por él pero no lo logró. ¿Se puede estar bien en una pareja siendo los dos manipuladores?.
Megan Hart es la autora de Vainilla.